lunes, 3 de septiembre de 2012

La Pasión, Diego Cortés & Leonardo Sandler

A primera vista, La Pasión se inscribe en lo que podríamos llamar una línea latinoamericana de la novela negra. La trama involucra a un grupo de gangsters que deben asesinar a un sanador del que se dice que "mete ideas en la cabeza" de la gente. El "jefe" de los asesinos agrega que a sus "amigos en el gobierno" eso no les hace gracia alguna, y rápidamente el marco conceptual de la novela -por llamarlo de alguna manera- nos queda claro: gobiernos corruptos y su alianza con el crimen organizado. Si bien no se nos dan indicaciones geográficas precisas, lo sucedido vale para cualquier país de Latinoamérica.
La historia en sí es sencilla: los asesinos buscan al sanador y lo capturan; antes de matarlo, sin embargo, logra sanar al protagonista, que pertenece a la banda que lo ha atrapado y torturado. Pero esa sanación es, en rigor, una verdadera resurrección, y de pronto la novela da un giro hacia lo fantástico. Las últimas páginas -en las que vemos al protagonista en su "sobrevida", por decirlo de alguna manera- se acercan a un climax onírico que está, en mi opinión, entre lo más interesante de la novela.
El arte de Leonardo Sandler reproduce la crudeza del guión de Cortés; las sombras y las luces están construidas esencialmente con tres tonos bien definidos, blanco, gris y negro. En general, las escenas en las que aparece la banda de asesinos acusan un predominio del negro, lo que llega a un paroxismo en las páginas en las que el sanador ya está atrapado y recibe una golpiza infame. A la vez, en la secuencia del final los fondos se disuelven en una suerte de nada blanca, como si el mundo del asesino revivido se disolviera en la no existencia. Esto abre, por supuesto, la posibilidad de que esa sobrevida sea ilusoria o alucinatoria. Desde el título del libro, además, la interpretación crística es bastante evidente, tanto por el sanador en sí como por la "resurrección" del protagonista.
Más allá del trabajo sobre los grises, el dibujo es sumamente efectivo. Es fácil encontrarle cierta tosquedad que, por supuesto, va en la misma dirección que la historia ofrecida; por supuesto que esta afirmación hay que matizarla: de hecho, Sandler se permite una variación sobre este estilo en una de las páginas eminentemente oníricas, un poco antes de la mitad del libro. En cualquier caso, las mejores imágenes de la novela, además de las cuatro últimas viñetas, son quizá la página (no están numeradas, por eso no puedo dar indicaciones precisas) en la que el protagonista vomita contra una pared y la doble splash-page del "combate" entre los gangsters y quienes apoyan al sanador, además de todas las secuencias donde la irrealidad parece ir en aumento.






2 comentarios:

  1. Muchas gracias por la reseña Ramiro. Me alegro que el esfuerzo de dibujarla haya valido la pena.
    Un saludo grande.

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