jueves, 11 de octubre de 2012

Adios Saboya (Los colonos del Río de la Plata 1), Nicolás Rodríguez Juele y Laurent Suiffet

El libro no es realmente específico al respecto, pero voy a asumir que Adios Saboya cuenta con Nicolás Rodríguez Juele como dibujante y a Laurent Suiffet como guionista. En ese sentido, hecha esa demarcación, hay que decir que, si Rodríguez Juele se limitó a dibujar lo que le indicaba Suiffet, su aporte es la faceta más sólida de la obra. No son pocas las páginas de interés desde el punto de vista gráfico (la 22, la 60, entre otras), y, en general, los defectos que se le pueda encontrar al dibujo (en algunos casos da la impresión que no se trabajó lo suficiente en las expresiones de los personajes) palidecen ante las fallas más que notorias en el guión.
Una enumeración completa resultaría cansadora: basta, en un principio, señalar que Suiffet no es un guionista de historieta, o que está muy lejos de serlo, y que sus errores no sólo revelan su amateurismo sino que parecen mostar además una fuerte falta de autocrítica -en el sentido de que cualquier lector de historietas con cierto bagaje mínimo sería capaz de ver las fallas más flagrantes de Adiós Saboya.
Para empezar, abunda la intervención redundante del narrador. En la página 7, por ejemplo, leemos (2a viñeta) "el cura está en el púlpito", y se nos muestra... al cura en el púlpito. También se nos aclara que el cura es "persuasivo", en lugar de sugerirlo gráfica o textualmente; hay páginas enteras que se apoyan en la narración y presentan apenas desde la ilustración una suerte de apoyo o decorado, que no aporta gran cosa al relato. De hecho, se abusa continuamente de la narración, pero no para lograr digamos un trabajo uniforme o parejo (un comic en el que la narración textual sea deliberadamente lo más importante y las ilustraciones complementen; no se trata de mi opción favorita pero es una posibilidad válida), sino trastabillando permanentemente, ofreciendo a veces menos información de la necesaria (no queda clara la función en cuanto al relato de ciertas viñetas que muestran las caras de los personajes, por ejemplo), a veces volviéndose redundantes (como el ejemplo del cura) y a veces ofreciendo más información de la necesaria o aludiendo a hechos que el lector desconoce y que, en rigor, son irrelevantes. Como ejemplos de esto último:
"Se celebra misa igualmente, en la capilla de Saint-Pierre du col" (p.28)
"Este año, la fiesta se desarrolla en Gran Croix" (p.29)
"El 28 de marzo de 1855, en los funerales de Ana María Gros" (p.54).
El lector no sólo no tiene por qué saber de antemano dónde es -o qué hace especial a- la capilla de Saint-Pierre du col, o lo mismo para Gran Croix, o quién es Ana María Gros, sino que, en rigor, aunque lo supiera, nada de eso resulta realmente relevante para la historia. Esa abundancia de datos, de localizaciones, de referencias, termina sirviendo nada más que para generar ruido, en lugar de aportar información. Se va generando, de hecho, la sensación de una materia abundante y no ordenada, de una suerte de lucha del autor del guión por dar una forma a cierta sustancia que, tristemente, se le escapa todo el tiempo. Porque no hay, de hecho, una sensación de que el guionista supiera cómo armar un relato en el sentido de mostrar lo relevante y eliminar lo superfluo; si se tratara de una historieta experimental, o si se buscara algo más que contar una historia, las digresiones, los juegos con las expectativas del lector y mil recursos más podrían ser interesantes: aquí, en cambio, lo evidente es la chapucería. Evidentemente Suiffet sabe mucho de la historia de su tierra patria y de sus antepaados, y eso claro que es encomiable, incluso quizá admirable, pero no es suficiente (los conocimientos del autor sobre la materia a narrar, quiero decir) a la hora de hacer una historieta -de cualquier género, histórico, ciencia ficción, humor, lo que fuese-, donde las habilidades narrativas, por llamarlas de alguna manera, van por delante. Es cierto que una historieta histórica se tambalea si los datos históricos son incorrectos; pero se tambalearía más -y antes- si la narración en sí es tan confusa como la de Adiós Saboya, que se permite torpezas tan notorias como presentar personajes nunca-antes-vistos en su última página. Está bien que se trate de la entrega inicial de una serie, pero aún así el libro debería bastarse por sí mismo; y en ese sentido, es difícil decir qué cuenta esta historieta más allá de su condición de prólogo a una serie posible. Hay una historia de amor interrumpida, están las dudas de una comunidad en cuanto a abandonar el país natal, hay, digamos, un montón de intenciones; pero no hay una narrativa sólida, ni mucho menos.
Se ha dicho varias veces que uno de los problemas de la historieta nacional está en los guiones. Dibujantes de calidad -como Nicolás Rodríguez Juele- hay en relativa abundancia; guionistas competentes, en cambio, no creo que haya más de cuatro o cinco. Y, para colmo, está la idea de que la parte gráfica de alguna manera "es suficiente", a grandes rasgos, lo cual redunda en historietas bien dibujadas pero notoriamente fallidas, como las primeras Cisplatino y este Adiós Saboya, por ejemplo.


2 comentarios:

  1. Ramiro, tu crítica adolece de un defecto. No brinda el contexto y las motivaciones del autor para crear la historieta. Critica de amateurismo al mismo, sin explicitar que se trata de un amante del género, no de un profesional, y sin hacer énfasis en lo importante de su propuesta: rescatar una historia demasiado olvidada por los grandes creadores profesionales del comic internacional, y quizás uruguayos también. En definitiva, tu crítica más parece una "toma departido" que una reseña. Descartando que en tu lapidario texto, no dejas entrever que interés tuvo para vos tomarte el trabajo gratuito de leer el texto, pienso que con éste, contribuis a la confusión de tantos lectores que ya han leído también la bd, sobre todo en Francia, donde este libro que reseñas, se agotó con un tiraje que es impensable agotar en el reducido mercado del comic uruguayo para el que trabajas realizando este tipo de críticas literarias. No me queda claro al leer este texto a quien le "recomendas que no lo lea"(es que el texto en definitiva parece contribuir solo a ese fin).Obviamente, recibo tu trabajo con serenidad, porque es necesario que exista a critica seria para la historieta nacional. Ojalá un día puedas escribir otra crítica sobre los colonos del rio de la plata con apreciaciones más positivas y diferentes a las de tu posteo.

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    1. Hola Nicolás, gracias por pasar y comentar. Paso a contestarte.
      1. Mi crítica seguramente tiene muchos defectos (para empezar, tengo claro que no soy especialmente competente a la hora de referirme a la parte gráfica), pero el que vos mencionás no es uno de ellos. Y te cuento por qué me parece así la cosa. Vos decís que mi crítica no tiene en cuenta que el guionista es amateur y amante de los comics y que no hago énfasis en "lo importante de su propuesta". Bien. Lo primero: el libro es como es, más allá de las circunstancias personales de cada uno de sus creadores. Al hacer una crítica se procede de acuerdo a lo que pude entender quien lea el libro, sin otra información extra. Aparte, sería un poco perdonavidas decir algo así como "el tipo no sabe escribir comics pero como es su primer esfuerzo está todo bien". En cuanto a lo de "lo importante"; el tema es que cada lector puede tener su propia idea de que es "lo importante" en un libro. Vos como co-creador hacés énfasis en lo de "rescatar una historia demasiado olvidada por los grandes...", pero otros lectores pueden hacer énfasis (como yo mismo) en otras cosas.
      2. Lo de "toma de partido" no termino de entenderlo, pero de todas formas te cuento que sí, que siempre tomo partido por mis opciones estéticas, mi manera de entender la historieta y eso. Por supuesto que sé que mis opciones y mis maneras son mias, son una entre tantas, etc, pero hablo desde mi lugar, no desde una falsa "objetividad" (y digo "falsa" porque no creo que se puda o se deba ser objetivo; de hecho todo lo contrario: cuanto más subjetivo mejor. Luego, claro, es meramente un asunto de honradez profesional argmentar por qué se dice lo que se dice, y si mi texto falla en dar esos argumentos o los da con poco desarrollo, ahí sí hay un defecto en mi crítica).
      3. El trabajo no fue gratuito, La Diaria me pagó por la nota y me dio el libro.
      4. Si "recomiendo que no se lea" es a la gente que lee La Diaria o a la gente que sigue mi blog. En ese sentido, la crítica pude interpretarse como "Ramiro Sanchiz, desde su lugar y sus opiniones y sus conocimientos, dice que este comic no es del todo bueno: que su arte es bunísimo pero su guión es inferior al mínimo aceptable" (por decirlo de alguna manera, claro; me estoy resumiendo al extremo).
      5. Si se vendió mucho en Francia los felicito, porque ese dinero seguro les viene bárbaro y beneficia sus proyectos artísticos. De todas formas, estamos de acuerdo, supongo, en que el éxito comercial es nada más que eso, éxito comercial, y no garantía de calidad artística. Si así lo fuera, por poner el primer ejemplo que me viene a la cabeza, Dan Brown sería uno de los mejores escritores de la actualidad. O Paulo Coelho. Y si bien es concebible una comunidad de lectores que así lo piensa, para otras tantas son ejemplos de, simplemente, malos escritores que venden bien porque le dan a cierto público lo que ese público quiere. Yo hablo desde una comunidad interpretativa en la que Brown o Coelho son pésimos, y si fuera pertinente acá te podría explicar extensivamente por qué.
      6. Si llega a mis manos el segundo volumen (cosa que me gustaría que sucediera) podés estar tranquilo que escribiré otra crítica. Pero los criterios serán los mismos. En todo caso, trataré de ser tan honesto como siempre intento serlo. Te podrás imaginar que no tengo nada personal ni contra vos ni contra el guionista; si entiendo que el segundo volumen es mejor, supera al primero, funciona mejor, etc, ahí podés estar tranquilo de que lo voy a decir y festejar.
      Saludos!

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